Dormir no es una simple pausa nocturna; es fundamental para el desarrollo saludable de un niño. Desde la infancia hasta la adolescencia, el sueño es fundamental para todo, como el desarrollo físico, la regulación emocional y el crecimiento cognitivo. A pesar de ello, dormir sigue siendo un desafío para muchas familias, especialmente para que sus hijos duerman y para que se mantengan dormidos. Comprender el sueño en sus etapas de crecimiento, en las que se pueden implementar métodos adecuados, es crucial para fomentar hábitos de sueño saludables a lo largo de la vida.
La ciencia detrás del sueño y el desarrollo infantil
Antes de profundizar en soluciones específicas para cada edad, es fundamental comprender la importancia del sueño. Durante el sueño, el cuerpo de los niños secreta hormonas de crecimiento, consolida el aprendizaje y regula las emociones. Dormir mal se relaciona con problemas como síntomas similares al TDAH, un sistema inmunitario debilitado, irritabilidad, obesidad y dificultades académicas. El patrón de sueño REM (movimientos oculares rápidos) y no REM también madura con el tiempo. Por ejemplo, en la infancia, los ciclos de sueño son más cortos y fragmentados, mientras que en la adolescencia se empieza a preferir trasnochar y dormir hasta tarde, impulsado por los cambios en el ritmo circadiano. Comprender esta evolución es importante para implementar soluciones prácticas con base científica en todas las etapas de la vida.
Etapa 1: Bebés (0-12 meses)

Características del sueño:
- Los recién nacidos duermen entre 14 y 17 horas al día y tienden a despertarse cada 2 a 4 horas.
- A los 6 meses de edad, muchos son capaces de dormir entre 6 y 8 horas seguidas durante la noche.
- Los patrones de sueño están determinados por los horarios de alimentación, los hitos físicos y el desarrollo neurológico.
Desafíos comunes:
- Confusión día-noche
- Despertares nocturnos frecuentes
- Asociaciones del sueño: tener que ser mecido, alimentado o sostenido para poder conciliar el sueño.
Soluciones: 1. Establezca rutinas suaves lo antes posible. Incluso en los primeros meses, una secuencia predecible, como el baño, la toma, la canción de cuna y el sueño, ayuda a indicarle al cerebro del bebé que es hora de relajarse. 2. Adopte los ritmos circadianos. Aproveche la luz natural para regular su reloj interno. Llévelo al exterior por la mañana y atenúe las luces por la noche. 3. Fomente que se calme gradualmente. Entre los 4 y los 6 meses, introduzca breves pausas antes de responder a sus quejas, lo que le ayudará a aprender a volver a dormirse por sí solo. 4. Controle las ventanas de vigilia. Los bebés demasiado cansados se resisten a dormir, por lo que es fundamental saber cuánto tiempo puede estar despierto antes de que necesite dormir; a menudo, solo entre 60 y 120 minutos, según la edad.
Etapa 2: Niños pequeños (1-3 años)

Características del sueño:
- Se requieren de 11 a 14 horas de sueño, incluida una siesta diaria.
- Comience a afirmar su independencia, lo cual puede generar resistencia a la hora de acostarse.
- Pueden surgir miedos nocturnos y ansiedad por separación.
Desafíos comunes:
- Problemas a la hora de dormir
- Despertares nocturnos y despertares tempranos
- Pasar de la cuna a la cama
Soluciones: 1. Establezca límites claros y consistentes. Una tabla visual para la hora de dormir con pasos como "Cepillarse los dientes → Pijama → Libro → Cama" ayuda a los niños pequeños a comprender qué sigue. 2. Ofrézcales opciones dentro de ciertos límites. Permítales elegir entre dos pijamas o dos cuentos para dormir, dándoles control sin caos. 3. Use objetos de transición. Un peluche o una manta favorita puede brindarles consuelo y continuidad. 4. Responda con calma a los despertares nocturnos. Evite iniciar nuevas asociaciones para dormir (como acostarse con usted). Una palmadita suave y un breve consuelo suelen ser suficientes.
Etapa 3: Preescolares (3-5 años)

Características del sueño:
- Necesitan dormir entre 10 y 13 horas sin siestas a los 5 años.
- Ampliar su imaginación, lo que lleva al miedo a los monstruos, a las sombras, a los ruidos.
Desafíos comunes:
- Tácticas para retrasar la hora de acostarse
- Pesadillas y terrores nocturnos
- Dejar las siestas prematuramente
Soluciones: 1. Mantén horarios consistentes, incluso los fines de semana. Los patrones de sueño irregulares interrumpen la producción de melatonina y aumentan el mal humor. 2. Aborda la situación con empatía en lugar de lógica. No digas "No hay ningún monstruo". Podrías decir algo como: "Eso suena aterrador. ¿Qué tal si rociamos nuestro spray mágico para monstruos esta noche?". 3. Reduce el tiempo frente a pantallas. Los dispositivos emiten luz azul que inhibe la melatonina. Intenta no usar pantallas al menos una hora antes de acostarte. 4. Elimina gradualmente las siestas. Si la hora de acostarse se retrasa constantemente o el sueño nocturno se ve afectado, reduce la duración de la siesta o adelántala.
Paso 4: Niños en edad escolar (6 a 12 años)

Características del sueño:
- Se necesitan entre 9 y 12 horas de sueño.
- A medida que envejecemos, otros factores como el trabajo escolar y la vida social comienzan a interferir con la hora de acostarse.
Desafíos comunes:
- Las tareas y las actividades extracurriculares retrasan el sueño
- Aumento de la ansiedad o preocupación.
- Sonambulismo caminando o hablando.
Soluciones: 1. Fomente el sueño como tarea. Involucre a su hijo en la creación de un horario nocturno que incluya tiempo de inactividad, apagar la tecnología y apagar las luces. 2. Prepare una habitación que favorezca el sueño. Apague la tecnología. La habitación debe ser silenciosa, fresca, tranquila y oscura. Incluso las luces LED del reloj pueden interferir con la melatonina. 3. Enseñe técnicas para calmarse en momentos de ansiedad. Ayude con el pánico y los pensamientos negativos mediante la respiración profunda seguida de escribir en un diario o una breve meditación de atención plena. 5. Aborde los trastornos del sueño a tiempo. Los ronquidos, el síndrome de piernas inquietas o la dificultad para conciliar el sueño pueden requerir una evaluación profesional.
Etapa 5: Adolescentes (13-18 años)

Características del sueño: Factores biológicos o sociales suelen provocar que duerman menos de 8 a 10 horas. Sus relojes internos se retrasan, lo que dificulta el inicio temprano de las clases. Desafíos comunes:
- Privación crónica del sueño.
- Uso excesivo de redes sociales y/o pantallas.
- El estrés académico y la vida social
Soluciones: 1. Validar sus ritmos cambiantes. Reconocer que los adolescentes, por naturaleza, quieren dormir hasta tarde; colaborar para ajustar las rutinas gradualmente. 2. Establecer límites en el uso de la tecnología. No usar teléfonos en la cama. Usar estaciones de carga fuera de la habitación y considerar aplicaciones que limiten el tiempo de pantalla. 3. Ayudar a gestionar el estrés de forma integral. Promover horarios equilibrados, fomentar la actividad física y mantener la comunicación abierta.
El rol de los padres: un modelo a seguir en el sueño
El comportamiento de los padres es observado por los niños, independientemente de su edad. Si te quedas despierto toda la noche con pantallas azules y sin límites, ellos lo imitarán. Prioriza tu propia higiene del sueño: rutinas de relajación, horarios constantes y zonas sin pantallas. Además, recuerda que el sueño no siempre es "entrenable" en el contexto más estricto. Algunos niños son más sensibles a los cambios ambientales, tienen necesidades neurodivergentes o experimentan problemas médicos que interfieren con el sueño. La paciencia, la flexibilidad y el apoyo profesional pueden marcar la diferencia.
Cuándo buscar ayuda
Los problemas de sueño que persisten durante más de unas semanas o que afectan gravemente las actividades diurnas deben ser motivo de evaluación. Esté atento a:
- Ronquidos o respiración agitada durante el sueño
- Terrores nocturnos frecuentes o sonambulismo
- Dificultad persistente para iniciar o mantener el sueño.
- Fatiga durante el día a pesar de pasar largas horas en la cama.
- Los pediatras y especialistas del sueño pueden ofrecer evaluaciones, estrategias conductuales o referencias para una evaluación más detallada.
Reflexiones finales
Los hábitos de sueño saludables no surgen de la noche a la mañana. Son el producto de rutinas consistentes, expectativas apropiadas para la edad y una crianza receptiva. Pero un elemento que a menudo se pasa por alto es la comodidad, y eso comienza con lo que usa su hijo para dormir. Ya sea que esté meciendo a un recién nacido con cólicos en pijamas de bebé ultra suaves, consolando a un niño en edad preescolar después de una pesadilla mientras se acurruca en sus pijamas de niño favorito, o negociando el tiempo de pantalla con un adolescente somnoliento vestido con pijamas de niños transpirables, la ropa de dormir adecuada puede marcar la diferencia. Piense en el sueño no como una batalla nocturna, sino como un valor familiar, uno que apoya la salud mental, el éxito académico y el bienestar de por vida. Establecer buenos hábitos de sueño temprano, y asegurarse de que su hijo se sienta seguro, cómodo y acogedor con pijamas bien ajustados, rinde dividendos en los años venideros, ayudándolos a estar no solo bien descansados, sino también completos.